Si existe el sentido de la realidad, debe existir también el sentido de la posibilidad
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El que lo posee no dice, por ejemplo: aquí ha sucedido esto o aquello, sucederá, tiene que suceder; más bien imagina: aquí podría, debería o tendría que suceder; y si se le demuestra que una cosa es tal como es, entonces piensa: probablemente podría ser también de otra manera. Así cabría definir el sentido de la posibilidad como la facultad de pensar en todo aquello que podría igualmente ser, y de no conceder a lo que es más importancia que a lo que no es. Como se ve, las consecuencias de tal disposición creadora pueden ser notables; es así como, por desgracia, aparece no pocas veces falso lo que los hombres admiran, y aquello que prohíben, lícito, o bien ambas cosas como indiferentes. Tales hombres de la posibilidad viven, como se suele decir, en una tesitura más sutil, etérea, ilusoria, fantasmagórica y subjuntiva. Cuando los niños muestran tendencias semejantes se procura enérgicamente hacerlas desaparecer, y ante ellos se califica a esos individuos con los apelativos de ilusos, visionarios, endebles y pedantes o sofistas.
Robert Musil, El hombre sin atributos